"Si alguno adora a la Bestia y a su imagen, y acepta la marca en su frente o en su mano, tendrá que beber también del vino del furor de Dios, que está preparado, puro, en la copa de su cólera. Será atormentado con fuego y azufre, delante de los Ángeles y delante del Cordero. Y la humareda de su tormento se eleva por los siglos de los siglos, y no hay reposo ni de día ni de noche para los que adoran a la Bestia y a su imagen, ni para el que acepta la marca de sus nombre" (Apocalipsis 14:9-11)
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