Existen muchos casos de personas que con su muerte salvan vidas, pero el caso que presentamos es único y conmovedor.
Paradójicamente, lo que fue motivo de dolor y pena para una familia, significó alegría y esperanza para ocho personas. Una niña de 13 años murió y todos sus órganos fueron donados.
En Inglaterra, Jemima Layzell, falleció en Somerset, Inglaterra, luego de sufrir la ruptura de un aneurisma en su cabeza.
La misma menor, habría manifestado su interés por ser donante de órganos, dándoles vida a varias personas más con su decisión.
El corazón de Jemima lo recibió un niño de 5 años, sus pulmones un joven de 14, su hígado dos niños (uno de 10 meses y otro de 5 años). Dos personas más recibieron cada una un riñón, un hombre su páncreas y, su intestino otro menor, este de 3 años. Además, parte de su tejido ocular sirvió para que dos personas más recuperaran la vista.
El gesto de la joven, fue profundamente valorado por los favorecidos con la determinación. Familiares la niña, dolidos por la pérdida, señalaron que la menor soñaba con ser escritora, y dejó varios poemas y canciones.
El gesto de la joven, fue profundamente valorado por los favorecidos con la determinación. Familiares la niña, dolidos por la pérdida, señalaron que la menor soñaba con ser escritora, y dejó varios poemas y canciones.
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